"ZACARIAS: Esto que acabas de testimoniar me hace recordarme de otra anécdota: ¿Juan, no te recuerdas de una fiesta de la Santísima Trinidad, que hubo la Confirmación de Roberto, uno de los Delegados? No sé si se leyeron los textos del día o textos escogidos; sólo me recuerdo que una de las frases del Evangelio era aquella: "Felipe, el que me ve a mí, ve al Padre..."
El primer comentario de un campesino Delegado fue en síntesis éste: "el que ve a Jesús ve al Padre; y a Jesús se le mira y se le ve especialmente en el pobre; entonces, a través del pobre vemos a Jesús, el Hijo, y al Padre y al Espíritu Santo".
A través del amor a los pobres podemos ver y vivir este misterio tan alto de la Santísima Trinidad que no comprendemos pero que sí podemos vivirlo en el amor al pobre. El que sabe ver a Jesús en el pobre llega a la Trinidad...
Y así fueron aterrizando los distintos comentarios de los campesinos; un misterio tan elevado de la Trinidad hecho realidad en el amor de cada día entre los pobres.
Monseñor iba a decir sus palabras, pero no dijo nada de la homilía que había preparado. Al final nos dijo en la sacristía cuando se estaba quitando los ornamentos: "Una vez más he venido a predicar y he sido predicado" Y no dijo nada más. Sólo dijo: "Es maravilloso estos campesinos, cómo profundizan estos campesinos, cómo lo que les llega a su realidad, lo que sienten lo saben interpretar así".
Indiscutiblemente que este contacto con los sencillos y los humildes es lo que le iba haciendo cambiar poco a poco.
JUAN: Hay muchas anécdotas como éstas, pues él llegaba con frecuencia al Centro así, y le gustaba participar"[1].
[1] Testimonios: Grupo nº 1: JZE: págs. 13-14.
Fuente: “En Santiago de María me topé con la miseria” Dos años en la vida de Monseñor Romero (1975 – 1976, Zacarías Díez y Juan Macho, Pasionistas.
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