La situación de la mujer, en el mundo y en la Iglesia, es algo de lo que no podemos hablar a la ligera. Posiciones fundamentalistas han realizado lecturas bíblicas, que no se ajustan al Evangelio liberador e inclusivo que Jesús anunció y vivió.
Entrados ya en el tercer milenio, la Iglesia de Jesús, en sus distintas tradiciones y denominaciones, tiene que hacer una revisión de sus prácticas patriarcales, pedir perdón a las mujeres por el daño causado durante siglos de cristianismo donde han sido, y todavía hoy son discriminadas, sometidas y excluidas; y volver al camino liberador e inclusivo que Jesús recorrió junto a tantas mujeres que hicieron historia, tanto en la Iglesia Apostólica como en la Iglesia Primitiva.
La Iglesia Episcopal Antigua, asume el compromiso de trabajar por los derechos plenos de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia.
A partir de mañana jueves, y todos los jueves de marzo, en el sitio de nuestra comunidad Diversidad Cristiana, estaremos publicando una serie de reflexiones en torno a mujeres que no pudieron ser silenciadas e invisibilizadas en la Biblia, mujeres gobernantes de Israel, mujeres profetizas, mujeres apóstoles (http://diversidadcristiana.blogspot.com).
En este 8 de marzo, nos solidarizamos con todos los movimientos de mujeres, que luchan por la igualdad de derechos, porque sabemos que cuando éstos son recortados, se instala la desigualdad, la injusticia y la insolidaridad, por lo tanto, se atenta contra el Evangelio de Jesucristo.
+ Julio, obispo.
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